Como dice la frase “no hay lugar como el hogar”. Y es que cuando llegamos a una nueva vivienda de alquiler, por supuesto que deseamos hacerla sentir nuestra, nuestro hogar. Para ello realizamos algunos cambios que la conviertan en un lugar en donde nos guste vivir. No es común que la gente llegue a alquilar una vivienda y la deje permanecer exactamente como la encontró. Pero sí se espera que, cuando llegue el día que se mude, sí la deje en las mismas condiciones de cuando la alquiló. ¿Qué se puede y qué no se puede cambiar en una vivienda cuando estás alquilado?
Destacarse es algo inherente a la naturaleza humana, y no necesariamente un afán de ser mejor que otra persona. Buscamos diferenciarnos de otros para marcar nuestra individualidad, o simplemente para que otros sepan de nuestros gustos y nuestras filias. Eso es algo que se refleja en nuestro arreglo personal, incluso en el coche que conducimos. Pero también se nota -y mucho- en la decoración o arreglos que realizamos en el hogar.
No importa si se trata de una vivienda alquilada, buscaremos realizar algunos cambios para hacerla realmente “nuestra”, que nos refleje y nos diferencie. Estos cambios pueden ser simplemente en cuanto a elementos decorativos, colocar una planta aquí, poner un cuadro allá. Pero ¿qué pasa cuando se trata de realizar otros cambios que incluso afecten la estructura del inmueble o a otros vecinos?
Preguntando al propietario. Y es que algo aparentemente tan inocuo como cambiar el color de las paredes, quizá no esté permitido. Por supuesto, esto varía según cada propietario, ya que para algunos les da lo mismo (incluso llegan a un arreglo con el arrendatario para que ese gasto en pintura u otro arreglo se le tome a cuenta del alquiler). Esto último está permitido por ley, como lo señala la Ley de Medidas de Flexibilización y Fomento del Mercado de Alquiler en su Artículo 7. Pero para otros es un tema delicado y no lo permiten.
De entrada, en el contrato se especifica este tipo de cosas, esto es, qué cambios están permitidos hacer y qué cosas no. Pero siempre es mejor preguntar para tener la fiesta en paz y evitar disgustos, incluso realizar gastos innecesarios que terminarás por pagar tú. No suele haber problema con pintar el interior del lugar (en cuanto a exteriores, también debe consultarse a la comunidad).
O con los muebles (pero que no sean tan voluminosos que, al ingresar, se dañe la infraestructura del lugar). Incluso con cambios en la iluminación (si es para mejora) y en cuanto a los agujeros, por lo general no hay problema, pero sí en cuanto a daños permanentes en la pared… y son motivo de muchos problemas posteriores. Verifica además el estado de alfombras, persianas, cortinas, y documenta desde el inicio, para evitar problemas posteriores.
Sí que los hay, y tienen que ver con cierto tipo de obras, como cambiar el suelo, tirar alguna pared o modificar la distribución o estructura de las habitaciones. Con los agujeros en la pared, ojo con aquellas que son de azulejos, por ejemplo, porque se rompen o cuartean. No suele permitirse cambiar las cerraduras o cambiar puertas o ventanas. La regla de oro: consultar siempre, de forma previa, con el propietario antes de cualquier cambio de este tipo o si se tiene duda o no está especificado en el contrato.
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